Tuve un sueño, ¿sabías? Soñé que el mundo se estaba acabando y que todos huían. No sé hacia dónde, pero huían. Padres, hijos, hermanos, todos juntos. Gritaban, lloraban, se ayudaban los unos a los otros, mientras el suelo rugía. Rugía y temblaba. Sólo yo no podía huir. Estaba en esta cama, sintiendo el mundo acabarse afuera, pero sin tener quien me ayudara a levantar. Sin embargo, estaba la luz encendida, como noche tras noche... ¿Te das cuenta de lo que eso significa?

viernes, 27 de marzo de 2009

Asesinos en serie

Por MAYKEL REYES LEYVA

Todo parece indicar que casi desde el mismo comienzo de la Humanidad surgieron los asesinos múltiples. Diversos estudios han revelado su presencia en épocas tan lejanas como la Edad Media. Sin embargo, sólo ahora empezamos a conocer la verdadera personalidad, compleja por demás, de estos monstruos, y por ende, los motivos que los impulsan a matar. Se asegura que el 90% de los asesinos en serie cometen sus crímenes por motivaciones de carácter sexual, mientras que sólo un 10% actúa por otro tipo de impulsos, como el caso de Richard Chase, quien mataba para regenerar con la sangre de sus víctimas la suya propia, que según creía se estaba convirtiendo en polvo.

Robert K. Ressler, famoso criminólogo, coronel retirado de las Fuerzas Armadas norteamericanas, perfilador psicológico del FBI (para la cual trabajó durante más de 20 años), y creador del término Asesinos en Serie, comenzó a interesarse en estos sujetos cuando apenas contaba con 9 años, en 1946, cuando un estudiante de Chicago llamado William Heirens mató y violó a una niña y dos mujeres. Sin dudas fue este episodio quien más tarde lo llevaría a crear una empresa para investigar los perfiles de los asesinos múltiples y a escribir libros tan interesantes como: Homicidio Sexual: Patrones y Motivos, y El que lucha con monstruos. Ressler asegura que las mujeres son el blanco perfecto de estos criminales. Incluso revela que existe una posibilidad bastante elevada de que una mujer sea brutalmente asesinada en el período que comprende la adolescencia hasta que empieza a declinar entre los 30 y los 40 años. De hecho, el 80% de las violaciones sexuales reportadas en territorio estadounidense tienen como víctimas a chicas menores de 30 años. 

Es fácil determinar el por qué esto sucede así: las mujeres jóvenes son más propensas a estar en situaciones peligrosas. Un ejemplo de ello es que acostumbran a permanecer en la calle hasta altas horas de la noche. Pero también hay otro detalle. Las mujeres muestran su máximo atractivo sexual en la adolescencia y a todo lo largo de la veintena. “Los asesinos en serie suelen estar al acecho de chicas al final de la adolescencia y principios de la veintena, porque no sólo son atractivas, sino también ingenuas”, declaró Robert K. Ressler durante una entrevista. Y esto es fácil de comprobar.

Samantha Runnion, de 5 años, fue asesinada por un hombre que le pidió que lo ayudara a buscar su perrito perdido. Ashley Pond, de 12 años, fue hallada muerta en un tonel detrás de la casa vecina. Rachel Cooke, de 19, desapareció mientras se ejercitaba corriendo. Charlotte Murria Pace, de 22, apareció con la garganta cortada en Louisiana. Danielle Van Dam, de 7 años, fue sacada una noche de su cama en su casa de San Diego. A Elizabeth Smart, de 14 años, la secuestraron de su casa en Salt Lake City.

Aunque las estadísticas muestran que los raptos de niñas han permanecido más o menos igual en los últimos años, los ataques se han vuelto más brutales. La gran mayoría de los secuestradores y violadores de niños suelen repetir sus fechorías, y a medida que perfeccionan su técnica, se hacen más audaces. Ambos criminales comparten características que los hacen ser bastante similares, como la necesidad irracional de poder y control. Casi todos se criaron en hogares violentos. Las investigaciones realizadas demuestran que los depredadores sexuales son grandes consumidores de pornografía agresiva. Por tanto, estos crímenes tienen su base en ciertas fantasías estremecedoras y sexualmente violentas, que empiezan antes de alcanzar la adolescencia y se van desarrollando por años antes de que el depredador se decida a llevarlas a la realidad.

Algunos de estos secuestradores se excitan con los niños y acostumbran a seleccionarlos siempre, prefiriendo convencerlos para que vayan con ellos a las buenas. Pero un inmenso número de niñas son atacadas sólo porque resultan ser una presa fácil de dominar. Resulta perturbador el hecho de que el 75% de todos los niños secuestrados por extraños sean asesinados dentro de las primeras 24 horas. Y esto responde a otra característica de este tipo de elementos. Un hombre puede cometer un ataque sexual y luego retirarse dejando a su víctima viva, pero si el ataque sexual se lleva a cabo a través de un secuestro, es muy posible que el hombre asesine a su víctima. Si viola a una mujer en su auto o en su casa, por lo general no la mata. Pero ocurre que para algunos el secuestro forma parte de su fantasía sexual. Raptan a la mujer, la violan sexualmente, y luego la asesinan, lo mismo para alcanzar el clímax que para no dejar testigos. 

Los asesinos en serie son casi siempre hombres que se encuentran en los finales de los 20 e inicios de los 30. Una buena cantidad de ellos buscan mujeres de su edad, pues éstas se dejan seducir con más facilidad que otras mujeres más experimentadas. Los asesinos múltiples cuando salen de caza van sin vacilaciones tras la presa más débil del rebaño, es decir, si se les diera la oportunidad de escoger entre una mujer sobria y una ebria, no lo pensaría dos veces antes de elegir a la segunda. Los serial killers muestran en ocasiones preferencias por un tipo específico de mujer, como el archiconocido Ted Bundy, que las perseguía de pelo castaño, largo y lacio. Pero lo más preocupante de todo es su facilidad para mezclarse con la gente. La mayoría tienen un aspecto normal y suelen ser seductores. 

Robert K. Ressler asegura que existen dos tipos de asesinos en serie: los organizados, que planifican todos los aspectos de sus crímenes, y los desorganizados, que son más impulsivos. La mayoría de los casos se ajustan a uno de los dos modelos, aunque por supuesto que los hay que combinan aspectos de ambos. A los desorganizados la gente que los rodea ya los tenía por raros, por lo que no es difícil esperar lo peor, pero los organizados pasan desapercibidos, como fue el caso de Jonh Wayne Gacy, ejecutado por matar a 33 jóvenes. Era un hombre muy querido por sus vecinos e incluso acostumbraba a actuar en fiestas benéficas disfrazado de payaso. De lo que sí no cabe dudas es de que los asesinos en serie más crueles de la historia han llevado vidas completamente normales, han tenido trabajos fijos y familias. En estos casos la única opción para atraparlos es que alguien cercano a él detecte el peligro y lo denuncie.

De estos asesinos son más conocidos los denominados “asesinos mediáticos”, que son aquellos que no sólo se dedican a matar sino que, además, se empeñan por aparecer en los medios de comunicación, como fue el caso del Zodiaco –nombre que él mismo se impuso-, el que hasta la fecha la policía no ha podido atrapar.

Una de las funciones por la que más se conoce a Robert K. Ressler es por la de asesor de Hollywood. Sabemos que el cine, y principalmente el cine norteamericano, es uno de los medios de comunicación que con más insistencia ha mostrado el tema de los asesinos en serie. Películas como “El Silencio de los Corderos”, “El Coleccionista de Huesos”, “Ciudadano X”, “Francotirador”, y “El Asesino de la Horca”, por sólo citar algunos ejemplos, muestran el asunto de manera infantil. Ressler señala que uno de los mitos más asentados por Hollywood es el del asesino en serie inteligente, modelo popularizado por Hannibal El Caníbal Lecter, protagonizado por Anthony Hopkins, según la novela de Robert Harris. Si los asesinos múltiples fueran tipos raros como Hannibal, no habría problemas. Sería fácil detectarlos y atraparlos. Por lo general, estos criminales no son más listos que los demás, son perdedores, personas fracasadas que si hubiesen triunfado no precisarían matar a nadie.


Otro mito muchas veces visto en pantalla es aquel que nos muestra a un asesino en serie que desea parar de matar. Esto tampoco se corresponde con la realidad. A veces están cansados, pero no quieren ser detenidos. Edmund Kemper llamó a la policía reconociendo sus crímenes. De hecho fue su llamada lo que permitió su captura. Pero lo que en realidad estaba sucediendo es que se estaba volviendo paranoico. Cuando llamó se encontraba muy borracho y muy lejos de donde había actuado, e hizo la llamada a cobro revertido. En el fondo estaba convencido de que no iba a ser atrapado.

A pesar de lo siniestro que resulta penetrar en la mente de estos monstruos, no deja de ser fascinante, casi rozando lo morboso, el hecho de conocer con lujo de detalles sus vidas, sus modus operandis, sus motivaciones… Justo antes de poner punto final me viene a la mente el que quizás sea el más conocido de estos asesinos en serie. Durante más de cien años, investigadores, detectives, policías y muchos aficionados han tratado de establecer su perfil psicológico para de esa manera determinar su personalidad y quizás descubrir su nombre. El hombre que más terror ha causado durante más de un siglo ya, el enigma en que se convirtió al no ser nunca atrapado, la sombra que a través de libros y filmes ha llegado a nuestros días, está aquí, viviendo en nuestro imaginario popular. Nunca se supo su identidad, pero para nombrarlo todos lo hacen con el nombre que él mismo eligió para sí: Jack El Destripador.

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